La garza más grande de Sudamérica vive en la Amazonía de Ecuador

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La garza más grande de Sudamérica vive en la Amazonía de Ecuador, en el humedal Laguna Grande.
El humedal Laguna Grande, ubicado en la reserva Cuyabeno en la provincia de Sucumbíos, es uno de los más extensos de la Amazonía. Desde Puerto Cuyabeno, se recorren 25 kilómetros navegando hacia el este, hasta llegar a un estrecho pasaje rodeado de árboles cuyas ramas parecen abrazar el agua oscura, teñida por la descomposición de hojas.
Un ecosistema único.
En este humedal, también conocido como bosque inundado, el agua cubre el suelo hasta por nueve meses al año. Los macrolobión, árboles que pueden alcanzar siete metros de altura, forman corredores naturales donde crecen orquídeas y bromelias. En sus cavidades se refugian anacondas y otros habitantes del bosque.
El lugar está lleno de vida. La garza tigre, con su plumaje de tonos amarillos y negros, se mueve entre las ramas en busca de alimento. Por su parte, la majestuosa garza cocoi, la más grande de Sudamérica, sobrevuela las aguas.
Vida silvestre y biodiversidad.
Hacia el norte del humedal, los delfines rosados son una de las principales atracciones. Con movimientos gráciles, aparecen al amanecer mostrando sus lomos brillantes y colas arqueadas. Los guardaparques han identificado más de 26 ejemplares de esta especie.
Laguna Grande alberga más de 518 especies de aves, incluyendo el hoatzín, un ave de cresta llamativa, y el pato aguja, que extiende sus alas para secarlas. En las copas de los árboles de guambula, los monos barizos se desplazan en busca de alimento, mientras las crías permanecen aferradas a sus madres.
Al caer la noche.
El atardecer en Laguna Grande pinta el cielo con tonos intensos que se reflejan en el agua. Al llegar la oscuridad, la fauna nocturna toma protagonismo. Con linternas, los visitantes pueden observar al imponente caimán negro o al caimán de anteojos. Entre las ramas, una boa arbórea se desliza silenciosa, mientras una rana arborícola camuflada entre la corteza parece formar parte del paisaje.
Este humedal no solo es un refugio de biodiversidad, sino también un ejemplo de convivencia armónica entre la naturaleza y las comunidades locales, quienes junto a los guardaparques trabajan para preservar este tesoro amazónico.
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